28 feb 2008

Sumergido en un momento

El temblor de las luces de neón es casi imperceptible comparado con el temblor de mis manos. Las estrecho una a otra como pequeñas compañeras y en el hueco que se forma entre los pulgares inyecto el aire caliente que expulsan mis pulmones.

Un reflejo condicionado para alguien que no siente frío. Cierro mis ojos y trato de hacerme uno con la frescura que me rodea, sin embargo la barrera de whisky y vino blanco que teje redes bajo mi piel parece impenetrable.

Dos policías me observan desde la seguridad de una patrulla. Camino lento, con la cabeza gacha, me acerco a una fuente y sumerjo mi cabeza unos instantes, es casi milagroso poder sentir algo que supere el alcohol que me baña por dentro, me levanto aliviado y sigo caminando.

La bóveda del cielo es tan negra que si el margen de mi vista la cubriera, pensaría que estoy ciego. Camino con pesadez y comienzo a sentir la soledad de alguien que camina de noche en una plaza pública, tanto espacio, tanto silencio, tantas luces sin sombras que las invadan.

Es en estos instantes cuando te veo claramente, me observas y discretamente caminas a mi lado. Copias con elegancia mis movimientos, mis ademanes y trastabillos, también tu mirada perdida, a veces inocente, esos ojos brillantes y la regordeta lonja que tratas inútilmente de ocultar. Reconozco en ti la imagen que veo al espejo, porque tu eres yo, y yo soy tú.

Me miras con identidad, y te detienes por unos instantes esperando una respuesta. Aún bajo esa capa que muestras, puedo ver quien realmente eres, representas al hombre que yo deseo ser, y yo para ti, soy el hombre que quieres olvidar, vaya disyuntiva.

Guardo las manos en los bolsillos de mi pantalón, imito un ademán de ignorancia, o quizá de complicidad y me pregunto. ¿Acaso algún día seremos el mismo hombre?,¿ Mi satisfacción o la tuya, estarán basadas en que tú y yo formemos realmente una persona?, o ¿El día que por fin estemos juntos será porque habrá acabado esta aventura?

No sé la respuesta, tú tampoco. Nos damos la espalda y ambos marchamos en direcciones contrarias, el sonido imaginario de tus pasos se aleja de mi mente. No concibo la idea de vivir juntos o separados, el tiempo nos dirá cual será la respuesta. Levanto la cabeza, diviso una pequeña estrella en el cielo y me dejo guiar por mis pies mientras el viento frío arranca momentos de lucidez a mi mente embriagada.

Cuando amas a alguien, realmente amas a dos personas, la que idealizas y la que es.

Escrito después de haber bebido
2 copas whiky
5 copas vino blanco
Cámara del cabildo de Guadalajara

2 comentarios:

Yurikua dijo...

Amar con intensidad y honesta pasión nos lleva a coexistir ...

Me gusta lo que expresas al escribir. Saludos Alberto.

Anónimo dijo...

Escribes dejando que tus manos sean amenazadas por los trucos del alchol, dejando salir tu soledad, tus anhelos, tus sentires. Y que tal y escribieras sobrio? Y que tal y dejaras escribir al ser que quieres ser y no el que eres? Y que tal y en vez de hablar de ti, hablaras de otros que no tengan que ver contigo? Va bien, va bien

Darillo