Recordé con dolor en mi pecho todos los gratos momentos que pasamos, también los no tan gratos, la ansiedad en momentos de espera, la tristeza que me provocaba a veces tu actitud indiferente, la alegría de tu sonrisa y la pasión con la que me llegaste a besar. Abrazados, protegidos en la soledad de un estacionamiento. Y todos los sentimientos que con mis lágrimas lavaré cuando sea necesario hacerlo.
Busqué respuesta en los amigos y en los vicios, de los amigos obtuve consejo, aliento, y los brazos de apoyo no me faltaron. De los vicios obtuve la satisfacción del alcohólico, el aliento del fumador empedernido, y la locura del pervertido al que le ponen un precio por dar un beso, (quizá más).
Me perdí en el tiempo, con el dolor, la culpa y la indignación del fracasado que se auto compadece. Intente arrebatar mi propia vida caminando por las calles, sin embargo nunca me esperé a que llegará un auto que le pusiera fin a mi desdicha.
Formulé preguntas y nunca recibí respuestas, exigí resultados, urge entre lo mágico y lo divino, mas nada me dio satisfacción. Me oculté en la oscuridad de mi alma y desee morir, o al menos dejar de darle función física a mí ya mente moribunda.
Más no hay tiempo que no se supere o recuerdos que aun satisfactorios no dejen el vacío de la pérdida de un ser amado. Te quise y aun lo hago, y por ese mismo amor, te dejo libre, porque aunque llore en momentos de desvelo y baja guía, endurezca mi frente ante cualquier recuerdo que me evoque tu figura, e incluso llegue a negar que sentía algo por ti, estaré feliz imaginando que tu en alguna parte lo eres.
La felicidad con felicidad se paga, el amor con amor se paga, y el tiempo; lo pagaré con mi vida. Es la hora cero, momento para aprender, soñar, y volver a comenzar.
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Real mascusia
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Estar despierto por 38 horas